Con cariño para mi amado Padre
Pronto dejaré de pensar.
Mis manos no abrazarán nunca más
Y mis pupilas ya no se dilatarán con la luz de una estrella.
Pronto, después de este corto episodio de locura y cordura,
La muerte se llevará lo poco que soy, lo poco que fui.
Ya no seré más entre las sombras,
Los años arrastrarán como el viento
Mi polvo y mi recuerdo
Y ni siquiera el mármol podrá esculpir mi eternidad.
Entretanto...
Me entretengo en la lucha,
Me enfrento fiero a la locura,
Esperando venir el cruel momento.
Qué más dá de las palabras,
Que importa más la algarabía y el bullicioso baile de las máscaras,
Que se esucha monótono como un fondo inadvertido
En medio de la noche.
No ruego perdón ni absolución a haber vivido,
Quiero esperar sereno el fin de mi tonada,
Confiado en que solo llevo en mi equipaje,
La certeza de lo que he dado
Y de lo que he agradecido.
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